Historia de un Encierro
Hoy Google me ha recordado esta foto de hace 2 años.

Es otra foto de un confinamiento. Cuenta otra historia diferente de la que estamos viviendo hoy en día pero, un encierro al fin y al cabo.
En esos momentos vivíamos encerrados en el hospital por el tratamiento oncológico de mi hija pequeña. El primer mes y medio lo vivimos confinados en el hospital. Los 4 primeros días en una UCI con mascarillas y viendo alrededor casos prácticamente desahuciados. Sólo podíamos entrar uno a verla. Cuatro largos días después subimos a planta y vimos un poco la luz, eso sí, con visitas limitadas y con los dedos cruzados para que el tratamiento con corticoides y quimioterapia hiciera efecto.
Así es la vida, te cambia de golpe y porrazo en un solo minuto. Y una tiene que aprender a aguantar el golpe como puede. Al principio te deja KO, luego tienes que levantarte y reponerte poco a poco. No hay de otra.
Como decía, en mi familia tenemos experiencia en vivir encerrados. Especialmente la pequeña campeona que lo superó. Pero la lucha no ha terminado. Aún sigue con sus revisiones y, de hecho, uno de mis mayores miedos ahora es que este estado de alarma se alargue mucho más y le suspendan sus próximas revisiones, sus próximas pruebas y que no le puedan heparinizar el port-a-cath que lleva unido a su yugular desde hace más de dos años. Si no se heparizina cada dos meses corre riesgo de pillar una infección. Es un miedo que no me puedo sacar de la cabeza. Por esto y por muchos otros pacientes que no pueden continuar con sus tratamientos habituales tienes que #QuedarteEnCasa porque, cuando más se extienda este virus, más se va a alargar este encierro. Y, si el virus no encuentra "víctimas" a las que atacar, acabará desapareciendo antes o después.
Pienso todos los días en los niños que estarán ahora ingresados en la planta donde estuvo Isabella. Ahora estarán aún más aislados y sin posibilidad de recibir visitas de familiares ni de asociaciones que hacen actividades con ellos y les animan en los duros momento que viven.
¡Qué mal trago para ellos y para sus padres! Aún se hace más duro el tratamiento y aún aumentan los miedos en esta situación.
Son muchos miedos los que tenemos todos, muchos. Es absurdo negarlos. Yo también tenía muchos hace 2 años. Se fueron y han vuelto otros.
Parece que el miedo es mi compañía desde hace tiempo, y no quiere irse.
Esos sí, siempre me enfrento a él con dos armas poderosas:
- La esperanza que todo es temporal. Sé que pasará, aunque ahora parezca imposible.
- Me sigo poniendo planes a futuro porque, pase lo que pase, pienso cumplirlos. No me rendiré nunca.
Mi super poder es la resiliciencia. Es la historia de mi vida desde que tengo uso de razón: luchar contra las adversidades y vencerlas. Y, luego, disfrutar de los buenos tiempos hasta que haya que volver a sacar la artillería pesada para la siguiente adversidad.
Os mando este mensaje a todos para que no perdáis el ánimo en estos días de encierro. Y, si os sirve, usad el lema con el que rijo mi vida desde hace mucho:
Algún día diré: NO FUE FÁCIL, PERO LO LOGRÉ
😊
¡ÁNIMO A TODOS!
PASARÁ
¡Muchas gracias por leerme!
Dedicado a mi familia.
Especialmente a mi hija Isabella que es una pequeña heroína sin saberlo y que es todo un ejemplo de cómo llevar un encierro sin una sola queja.
Es tiempo de héroes anónimos.